HÁBITOS DE LOS LEONES
REY DE LA SELVA
Al León muy frecuentemente se le llaman el Rey de la Selva. Hay quienes dicen que es por la melena del macho. Otras personas opinan que es su comportamiento indiferente o de aparentar no importarle mucho lo que pasa a su alrededor, excepto a la hora de comer.
HÁBITOS
Los leones se pasan el día entregados a dos actividades principalmente: digerir y dormir.- Digerir
El león caza durante la noche y por lo general en manada, ingeniándoselas con sigilosos acechos y trampas. Justo antes de la caza, en la manada se lleva a cabo un reparto de papeles. La parte destinada a la batida empuja a las acosadas víctimas hacia las fauces de los cazadores. Las leonas son las más activas: son las que suelen atacar. Los machos son los primeros a la hora de disfrutar del festín: se atragantan con la sangre más fresca, engullen los trozos más suculentos y chupan la grasa de las médulas óseas.
- Dormir
Durante horas permanecen tumbados a la sombra de las acacias. Ni siquiera provocados se lanzan al ataque. Si nos acercamos a ellos, se levantarán y se alejarán de nosotros. Aunque es una maniobra arriesgada, pues el salto de este depredador no dura más que una fracción de segundo.
- Otra actividad secundaria es cazar
Cuando los leones salen de caza, lo anuncian con rugidos muy poderosos, que retumban por toda la sabana. Esta voz esparce un terror pánico entre los demás animales. Sólo los elefantes, que no temen a nadie, permanecen indiferentes ante semejantes trompetas de guerra. Los demás huyen despavoridos adónde pueden o se quedan allí donde estaban, paralizados por el miedo, y esperan hasta que el depredador salga de la oscuridad y les aseste el golpe mortal.
Actividad reproductiva
El león caza durante la noche y por lo general en manada, ingeniándoselas con sigilosos acechos y trampas. Justo antes de la caza, en la manada se lleva a cabo un reparto de papeles. La parte destinada a la batida empuja a las acosadas víctimas hacia las fauces de los cazadores. Las leonas son las más activas: son las que suelen atacar. Los machos son los primeros a la hora de disfrutar del festín: se atragantan con la sangre más fresca, engullen los trozos más suculentos y chupan la grasa de las médulas óseas.
Normalmente las hembras adultas crían cada dos años, aunque si los cachorros no sobreviven es posible que antes. Tienen de uno a cuatro cachorros en cada parto, algunas veces cinco y hasta seis, de los cuales pocos llegan a los dos años. El período de gestación es de 92 a 119 días. Empiezan a comer carne a los tres meses. En la naturaleza son adultos de los tres a cuatro años; en cautiverio de los dos a tres años.
Los leones tienen una longevidad de unos quince años en la naturaleza, mientras que en cautiverio es posible que lleguen a vivir hasta 25 años, algunas veces superando esta edad.
HÁBITAT
Cada manada mantiene un área de acción, o territorio, en el cual viven. Esta área la manada la protege de otros leones, sin embargo, en ella viven otros depredadores como las hienas, leopardos y otros. Marcan los límites del territorio con orina; el rugido de los machos también sirve como medio de anunciar su presencia.
El tamaño del territorio depende de la abundancia de alimentación. En algunos lugares apenas es de unos 20 kilómetros cuadrados mientras que en otros puede llegar a ser de hasta 400 kilómetros cuadrados.
estos majestuosos animales habitan en el África y Asia, generalmente en zonas boscosas como la Sabana y en pastizales abundantes, aunque se tiene el conocimiento que también habitan en zonas secas y desérticas con abundante alimento.
Importancia en el ecosistema
Tres estudios recientes revelan cuan importantes son los grandes depredadores dentro de sus ecosistemas.
Sin embargo, las investigaciones realizadas durante las últimas décadas están demostrando la importancia vital que tienen los grandes depredadores en los ecosistemas. Desde hace tiempo los biólogos saben que los depredadores controlan las poblaciones de los animales que les sirven de presas, pero estudios recientes revelan que su aporte es mucho mayor. Desde el control de depredadores más pequeños hasta la protección contra la erosión de bancos ribereños y la generación de zonas de concentración de nutrientes, parece ser que los grandes depredadores son indispensables para el funcionamiento de un ecosistema.
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